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miércoles, 9 de noviembre de 2011

EL ARGUMENTO DE ANSELMO DE AOSTA-CANTORBERY por Carlo Mongardi SX.














a) El núcleo duro del argumento

a.1 Un doble contexto significativo
Suponiendo la fe, la gracia o la iluminación, en la oración
y suponiendo la falta de fe o la voluntad de no creer:
en ambos casos la imposibilidad de no entender la existencia de Dios.

“Gracias a ti, Señor, gracias a ti, porque
lo que primeramente creí, donándomelo tú,
ahora lo entiendo, iluminándome tú,
de manera que, si no quisiera creer, no podría no entender” (Proslogion, 4).

Suponiendo que sólo la fe lleva a la comprensión
Y que sin la fe no es posible alcanzar la comprensión,
Anselmo se ubica en esta perspectiva:
“En efecto, no busco comprender para creer, (No quaero intelligere ut credam)
sino que creo para comprender. (sed creo ut intelligam).
En efecto, creo esto, porque si no creyera no lo comprendería” (Proslogion, 1).
Un cuadro semiótico: creer comprender pensar existir

-comprender -creer -existir -pensar
NB. Al final analizaremos el contexto de la dinámica del deseo:
“Deseo comprender tu verdad, de alguna manera,
Esa verdad que mi corazón cree y ama” (Proslogion, 1).

a. 2 La dialéctica del argumento
(no a priori y no a posteriori, sino negación de la negación)
-“Creemos que tú eres algo mayor del cual nada se puede pensar” (ALIQUID QUO NIHIL
MAIUS COGITARI POTEST) (Prosl. , 2).
-“Ciertamente aquello mayor del cual no se puede pensar no puede existir sólo en el
Intelecto. Si existe sólo en el intelecto, se puede pensar que existe también en la
realidad, cosa que lo haría mayor.
-Por consiguiente, si aquello mayor del cual no se puede pensar existe sólo en el intelecto,
se puede pensar que exista en la realidad, sin lo cual sería algo del que se puede pensar
algo mayor.
-Entonces, existe sin duda algo mayor del cual no se vale pensar nada, sea en el intelecto
sea en la realidad”. (Proslogion, n. 2).
-En una palabra “no se puede pensar que Dios no exista”(Proslogion, 3). “Es verdad que
existe algo mayor del cual no se puede pensar, de tal manera que no se puede pensar que
no existe. Y éste eres tú, ¡oh Dios, Señor nuestro!” (Proslogion, 3).

-“¿Por qué entonces el insensato ha dicho en su corazón: no hay Dios (Sal 14, 1), cuando es
tan fácil a una mente racional comprender que Tú existes más realmente que todas las
cosas? Porque es insensato y necio” (Proslogion, 3).

NB. No es verdad eso. No es tan fácil comprender que existe Dios (creer y demostrar).
La frase del salmo no es una negación teórica de la existencia de Dios, sino una negación en la
práctica de violencia, corrupción, degradación e injusticia: “devoran a mi pueblo como pan”
(Sal 14, 4).
Hace años escribí estas palabras a raíz de un estudio sobre el pensamiento de Carlos Marx:
“Ateo no es el que niega a un Dios hecho a imagen del hombre,
sino el que niega a un hombre hecho a imagen de Dios”.
En Anselmo no hay un diálogo con un ateo, sino con un monje, Gaunilo, el cual está a favor del insensato, y no niega la existencia de Dios, sino que al argumento de Anselmo la pruebe.
a.3 Diferentes fórmulas del mismo argumento
Anselmo está convencido que su “argumento necesario” es una prueba suficiente de la existencia y esencia divina (Cfr. Apología contra Gaunilo, 10).
“El que comprende lo que es Dios, no puede pensar que Dios no existe. Dios es aquello mayor del cual no se puede pensar “ (Proslogion, 4).
Todas las cosas que existen pueden ser pensadas no existentes, excepto lo que sumamente es… ya que es propio de Dios que no se pueda pensar que no existe (Cfr. Apologia contra Gaunilo, 4).

Anselmo emplea otras fórmulas –que tienen algo en común con la fórmula básica, repetida hasta el cansancio- para significar Dios: ID QUO MAIUS (NIHIL) COGITARI NEQUIT = aquello del cual (nada) mayor se puede pensar.
-Anselmo acepta que “lo que es mayor que todas las demás cosas está en nuestro intelecto y está también en la realidad… pero no es tan fácil probarlo” (Apología contra Gaunilo, 5), porque el ser máximo que se pueda pensar, no garantiza que nada mayor de él no se pueda pensar, ni tampoco garantiza su existencia.


- “Buscabas a Dios y has hallado que él es algo, máximo de todas las cosas, mejor del cual nada se puede pensar (QUO NIHIL MELIUS COGITARI POTEST): esto es la misma vida, la luz, la sabiduría, la bondad, la bienaventuranza eterna y la eternidad bienaventurada; esto existe dondequiera y siempre” (Proslogion, 14).
-“Pues, Señor, no sólo eres lo mayor del cual no se puede pensar, sino que eres algo mayor de cuánto se pueda pensar (QUIDDAM MAIUS QUAM COGITARI POSSIT)” (Proslogion, 15).
“Ciertamente más de cuánto la creatura es capaz de comprender” ( Proslogion, 14).

NB. Dios es mayor y mejor de lo que creemos, pensamos, comprendemos, por su infinitud.
Pero también por su existencia, que es algo que está en nuestro intelecto y en la realidad.

b. Relectura del argumento anselmiano desde Hegel

b.1 Reflexiones de Hegel sobre Anselmo y su argumento
A veces Hegel no se enfrenta directamente al texto de Anselmo, sino que solamente lo defiende en relación a las críticas de Kant. “Si tiene sin duda su exactitud el principio de que el concepto es diferente, mucho más diferente todavía es Dios con respecto a los cien táleros y a las otras cosas finitas. La definición de las cosas finitas consiste en que en ellas son diferentes el concepto y el ser, en que son separables el concepto y la realidad…Por lo contrario, la definición abstracta de Dios es precisamente ésta: que su concepto y su ser son inseparados e inseparables.
La verdadera crítica de las categorías y de la razón consiste precisamente en esto: instruir al conocimiento acerca de esta diferencia y alejarlo de la aplicación a Dios de las determinaciones y relaciones de lo finito” (WL, p. 83).

El problema reside en que el argumento anselmiano no atañe sólo un particular objeto del pensar, ni siquiera al más elevado, sino que más bien expone el mismo camino del pensar y de su sentido. Hegel mismo escribe: “Según esta determinación, el conocimiento de Dios depende del problema del conocimiento en general…Nuestro intento de considerar el conocimiento de la existencia de Dios se transforma en esta general consideración del nacimiento” ( G. W. F. HEGEL, Pruebas de la existencia de Dios, Alameda, México 1959, pp. 17-18).

Hegel cita en latín el texto conocido de Anselmo: “Certe, id, quo mayus cogitari nequit, non potest esse in intelectu solo…Certe hoc esse non potest” (ANSELMO, Proslogion, 3). Hegel explica que seria la mayor falta de pensamiento querer indicar que en nuestra conciencia se encuentra ligada la existencia con la representación de las cosas finitas de manera igual a como lo está con la representación de Dios (Cfr. Enz., & 193).

“Dios sólo es alcanzable en el puro saber especulativo…que es el saber de la religión revelada. Aquel saber especulativo sabe a Dios como pensamiento y esencia pura , y este pensamiento lo sabe como ser y como existencia y la existencia como negatividad…es precisamente esto lo que sabe la religión revelada” (G. W. F. HEGEL, Fe y saber, Colofón, México 2001, p. 164).

b.2 “Dios ha muerto” : aquello mayor de lo que no se puede pensar
Hegel ha captado que las duras palabras “Dios ha muerto” es el sentimiento doloroso de la conciencia desventurada, por la muerte de la abstracción de la esencia divina (Cfr. PhG, p. 454).
Sobre todo ha reconocido la presencia radical de esta negación en el corazón de toda auténtica teología: la vida de Dios y el conocimiento divino, como un puro juego de amor, resultarían sin sentido, si faltan en su idea la seriedad, el dolor, la paciencia y el trabajo de lo negativo (Cfr. PhG. P. 16).

Creo que, en Hegel, lo máximo que se pueda pensar es que Dios ha muerto (crucificado), mientras que en Anselmo el discurso sobre la innegabilidad de la existencia de Dios, oculto en su luz inaccesible, está separado de la imagen de Dios hecho hombre muerto en la cruz por nosotros (Cfr. Por qué Dios se hizo hombre, 9-10).

Encontré solamente a un autor (criticado por muchos), que plantea una lectura cristológica del argumento de Anselmo. MICHEL CORBIN, Nadie tiene amor más grande del que da la vida por sus amigos. Ensayo sobre el significado del unum argumentum del Proslogion (RevIstCatholParis 16(1985) 25-49), escribe que el Dios al que se dirige Anselmo es Jesús, como aparece en la fórmula: Domine Deus meus (Señor mío y Dios mío) (Cfr. Jn 20,28)(Proslogion, 1 y 14).
“La coexistencia de una posición y de una negación en el unum argumentum, de una cierta cosa y de una interdicción de pensar algo más grande, encuentra su realidad y su posibilidad en la cruz de Jesús” (art. cit., p. 45). En hacerse hombre y en dar a su Hijo (par)a los hombres, Dios manifiesta ser más justo y más misericordioso de lo que se pueda pensar (o una justicia y misericordia mayor de las cuales no se puede pensar).

c. Contexto de Anselmo y contexto de nuestro tiempo

c.1 El contexto del pensamiento y del lenguaje de Anselmo es teológico, es decir vive en un tiempo –la Edad Media- y en un ambiente- de los monjes benedictinos- donde la negación de la existencia de Dios es imposible e impensable. El mismo Gaunilo, al que Anselmo trata de convencer con la mera razón, es uno de ellos. Esto lo subrayaba Karl Barth: “Ha hablado la Verdad y no el hombre que quiere creer. El hombre también podría siempre ser un necio. Pero aun si así fuera (si te esse nolim credere: Proslogion, 4), la Verdad ha hablado y no se puede desoír, por eso es irrefutable, inolvidable, así que al hombre le está prohibido, y a este respecto le es imposible, no reconocerla” (KARL BARTH, Fides quaerens intellectum. El argumento de Anselmo de la existencia de Dios, Zurich 1986, p. 174).
Se puede recordar “el horizonte de la nihilidad” de Xavier Zubiri: Sin Dios nada existe, nada es posible o pensable ( Cfr. ). Para él la filosofía también tiene un horizonte de totalidad.
Anselmo considera el terreno del no creyente, el terreno de un “insensato”, de la necedad y del sinsentido. Su argumento se desenvuelve en una conexión establecida entre fe y dialéctica, inteligencia y oración (nunca usa la palabra razón/ratio ni racional, propia de Agustín y de la Epoca Moderna). Su argumento ha sido interpretado como un paso ilegítimo del pensar al ser por autores como Tomás de Aquino, Hume, Kant y casi todos los filósofos de la corriente analítica. Pero ha sido defendido por los que ponen una estrecha unidad entre pensar y ser: Alejandro de Hales, Buenaventura, Duns Scoto, Descartes, Spinoza, Leibniz, Christian Wolff y Hegel.

c.2 El contexto actual y la mentalidad de nuestra época científica, técnica, laica, de la muerte de Dios, la filosofía, la educación y los medios de comunicación, prefieren la ausencia de Dios. Claro, en un contexto más amplio de la cultura y religión popular, del fundamentalismo de muchos movimientos, de la tradición de grandes religiones como el hinduismo, el cristianismo y el islam, la afirmación de Dios no está puesta en cuestión, esta supuesta, impuesta y propuesta.
¿En que nos puede ayudar Anselmo, con su fe y su dialéctica, para enfrentar la indiferencia, la hostilidad al problema de Dios y también un fanatismo que no deja espacio a la libertad y la vida humana? Su experiencia de búsqueda y encuentro con Dios en el deseo y la desesperación.
Propone una invitación y una experiencia de contemplación como salida de las propias ocupaciones, de los propios pensamientos tumultuosos, entrando en uno mismo, lejos de las preocupaciones agobiantes y de las trabajosas inquietudes. Busca un poquito a Dios y descansa en él. (Cfr. Proslogion, 1). Busca el rostro de Dios, que habita una luz inaccesible y se siente un desterrado muy lejos de él. “Ansioso de su amor y arrojado lejos de su presencia, ¿qué hará?

Anhela (anhelat) verTe… Desea (desiderat) acercarse a Ti…Arde en el deseo (cupit) de encontrarTe ...Busca con ansia (affectat) a Ti, Señor, (Deus meus et Dominus meus)…pero nunca te he visto… y aun no te conozco…Que dura condición y desgraciada” (Proslogion, 1).

Una pregunta actual: ¿Nosotros tenemos este deseo de Dios?

¿Por qué en nuestro tiempo no encontramos el deseo de encontrar a Dios?
Yo creo por dos motivos fundamentales:
1) Por los signos encontrados de la existencia de Dios:
-está en todas partes y no lo encontramos en ninguna parte;
-puede hacer todo el bien y permite todo el mal
-quiere darnos la vida y sólo vemos la muerte.
2) Por los signos ambigüos y no coherentes de las religiones, iglesias, tradiciones, etc.
Para Anselmo, la condición humana es trágica, desesperada, pecadora:
“¡Oh duelo público de la humanidad, gemido universal de los hijos de Adán! Este padre común gozaba en la abundancia; ahora gemimos en la necesidad; mendigamos y él estaba en la riqueza.
Poseía felicidad; lo ha perdido todo y vive en la angustia de la miseria; como él, estamos nosotros
en la necesidad y el dolor…
¿Por qué nos ha cerrado el acceso a la luz y nos ha rodeado de tinieblas?
¿Por qué nos ha quitado la vida para condenarnos a muerte? No queda más que una desdicha inevitable. Hemos pasado de la patria al destierro; de la vista de Dios; de la vista de Dios a la ceguera; de la dulce inmortalidad a la amargura y al horror de la muerte.

Yo quería ir hasta Dios, y no he encontrado más que a mí mismo. Buscaba el descanso en el secreto de mi soledad, y no he encontrado en el fondo de mi corazón más que dolor y tribulación.
Esperaba la felicidad, y no he encontrado más que una triste ocasión de redoblar mis suspiros…

Y tú, Señor, ¿hasta cuándo nos olvidarás? ¿Cuándo volverás hacia nosotros tu rostro, tu mirada? ¿Cuándo nos escucharás? Señor vuelve tus ojos hacia nosotros, escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros. Sin ti no hay para nosotros más que desdichas…

Enséñame a buscarte, muéstrate al que te busca, porque no puedo buscarte si no me enseñas el camino. No puedo encontrarte si no te haces presente. Yo te buscaré deseándote, te desearé buscándote, te encontraré amándote, te amaré encontrándote”. (Proslogion, 1).

¿Cómo apropiarnos de estos deseos y actitudes? ¿Cómo traducirlos para hoy?

¿Cómo Anselmo vivió su condición trágica en la soledad y la vida monástica?

¿Cómo enfrentó su situación histórica y los conflictos políticos en la lucha para el poder entre la iglesia y los monarcas de Inglaterra?

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