¿Puede, algo abstracto como la
filosofía, determinar las elecciones de la vida personal y social?
La filosofía parece ser algo muy
abstracto y sin embargo incide profundamente en nuestra vida; ¿cuál
es la razón? Para poder contestar a esta pregunta es necesario
primero preguntarnos "¿qué es la filosofía?" Las
respuestas a esta pregunta son principalmente. tres:
1. La filosofía como problema de la
totalidad
La filosofía es considerada
generalmente como el estudio de lo todo, de toda la realidad, de todo
el ser, mientras que las ciencias particulares estudian una
determinada zona de la realidad. Consideramos como filósofos
aquellos pensadores griegos que vivieron antes de Sócrates - y por
eso se les dice Presocráticos - porque buscaban no el principio de
uno u otro hecho - como podría ser de la generación de la especie
humana - sino más bien porque buscaban el principio - en griego arké
- de toda la realidad, el principio del cual proviene lo todo. Por
eso se consideran aquellos pensadores como los primeros filósofos.
Aristóteles concibe la filosofía primera como la ciencia de los
primeros principios y de las primeras causas,1
es decir de las causas de todo el ser, como la ciencia más
universal.
En la misma manera también los
filósofos de la Edad Media consideraron la filosofía como búsqueda
de las causas primeras o últimas, según que la búsqueda empiece de
Dios o de nosotros criaturas.
2. La filosofía como solución del
problema de la vida
Sin embargo se encuentra·también·en
la historia de la Filosofia otro concepto: la filosofía como
impostación y solución del problema de la vida.2
En su obra Fedón, Platón define la filosofía como
preparación a la muerte, pero la muerte considerada como entrada a
la verdadera vida, a la muerte como lo que manifestará el verdadero
significado de la vida humana.3
Así también para los filósofos que vinieron inmediatamente después
de Aristóteles, es decir los estoicos, los epicúreos y los
neoplatónicos; para ellos el problema central es: ¿qué
significado tiene la vida humana? Esta concepción ha tomado una
especial relevancia con San Agustín.4
En la época moderna Kant hace culminar la filosofía con la ética y
nos presenta su teoría sobre el conocimiento como un procedimiento
para abrir camino a la fe moral: "Tuve - dice él con una frase
que quedó famosa- que quitar el saber para dar lugar a la fe".5
La fe de la cual él habla es la fe moral, es decir la fe en los
postulados de la razón práctica. En la época contemporánea la
filosofía de la acción de Blondel y las filosofías existenciales
conciben el problema filosófico como el problema de la vida humana.
3. La filosofía como búsqueda de
la justificación de las evaluaciones morales
Hay también entre los filósofos, los
que prefieren otra definición de la filosofía, es decir que la
definen
como "búsqueda de la
justificación de las evaluaciones - o de los juicios - morales",
es decir de los juiciosy evaluaciones con los cuales decimos "esto
es justo, esto es bien, esto es mal".6
Existen personas -escépticas o relativistas- las cuales sostienen
que no existen valores absolutos y que todas las teorías morales se
equivalen y que no se puede establecer lo que es bien y lo que es
mal. Sin embargo a la ocasión aprueban o condenan así que, de modo
implícito, contradicen lo que antes afirmaban, porque de hecho
juzgan en base a criterios morales. La filosofía -según algunos
filósofos7- en finales de cuenta no es sino eso: la búsqueda de una
justificación racional de las evaluaciones morales.
4. ¿Qué es una justificación
racional?
Justificar racionalmente quiere decir
tratar de ver como están las cosas. Podemos tomar como ejemplo la
parábola de San Lucas (Lc. 16,1ss.); el patrón pregunta al
administrador infiel que le dé razón de su administración,
es decir le pide que le haga ver como gastó o distribuyó el
dinero de la hacienda. El patrón todavía no sabe, no ve
donde se fue su dinero, y le pide sus recibos y sus cuentas. Ahora
bien, para justificar racionalmente los comportamientos morales hay
que referirse a una concepción del hombre. Para discutir del aborto,
por ejemplo, no es suficiente decir "yo opino que si o que no",
hay más bien que dar razón de las afirmaciones; y esto vale
para cualquier otra afirmación de orden ético. De hecho, para
evaluar la moralidad o inmoralidad del aborto hay que preguntarse si
un feto sea sólo un cuajo de materia o si ya sea virtualmente -es
decir algo que tenga la virtud, es decir la capacidad, de
desarrollarse como- un ser humano. En base a eso podremos evaluar si
moralmente sea lícito para un ser humano (en este caso la mujer)
deshacerse de otro ser humano cuando este resulte molesto. Podemos
hacer el mismo discurso también a propósito de la eutanasia: en
este caso se trata de ver si el hombre sea un puro animal o si tenga
en si algo más; se trata de ver si el hombre tenga una tarea, una
misión en esta vida o si sólo él decida que hacer de si mismo.
Ahora bien una misión -misión viene del latín mittere,
mandar- supone alguien que mande, que encargue la tarea; en otras
palabras hay que investigar el problema del sentido de la vida humana
en su dimensión histórica y el problema de su referencia con Dios.
5. Las tres definiciones de
filosofía se completan
Vemos que así las tres definiciones se
relacionan entre si y se completan. El problema de las causas
primeras es el problema de Dios y el problema de Dios resuelve o da
jaque mate al problema de la vida y, a su vez, dependiendo de cómo
hayamos impostado el problema de la vida consecuentemente tendremos
nuestra Weltanshaung -visión del mundo de los valores- y en
base a ese marco del mundo de los valores haremos nuestros juicios y
tomaremos nuestras decisiones. Así hemos encontrado la respuesta a
nuestras preguntas iniciales. Es por estas razones que la filosofía,
en su aparente abstracción, incide tan profundamente en la vida.
Ahora bien, si todos damos evaluaciones morales quiere decir que
todos tenemos nuestra filosofía que lo sepan1os o no, así que
podríamos decir "dime que filosofía tienes y te diré quién
eres".
Franco Benigni s.x.
1.
Aristóteles, Metaph. A, 982b.
2.
Cfr. A. Masnovo, La filosofia verso la religione, Vita
e Pensiero, Milano, 1960.
3.
Cfr. Fedón, cap. 33, trad. Valgimigli.
4.
Cfr. San Agustín, Las Confesiones, los primeros 6
capítulos.
5.
I. Kant, Crítica de la razón pura, Prefación a la 2"
d. B, XXX
6.
S. Vanni Rovighi, Istituzioni di filosofía, Editrice La
Scuola, Brescia 1982
7.
Ibidem.
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